Licenciado en Química, aunque tentado por la Ingeniería Informática en su adolescencia, Pablo Ríos es el primer firmante del ‘Artículo del mes’ de julio, un trabajo que describe las virtudes de transformar el dióxido de carbono (CO2) en combustibles líquidos de alto valor añadido. Este hecho implica una mejora sustancial de los efectos medioambientales derivados de la manipulación del CO2 y, por esta razón, su trabajo ha sido distinguido como uno de los candidatos a alzarse con el Premio de Investigación cicCartuja-Ebro Foods 2016.
Pablo, ¿podrías explícanos la temática del ‘Artículo del mes’?
A grandes rasgos, podemos decir que el CO2 se transforma en otros compuestos pasando por distintas etapas: primero, la del ácido fórmico, a continuación, la del formaldehido y, por último, las del metanol y el metano. Existen muchos catalizadores que provocan este proceso, el problema está en que originan mezclas de productos y, además, no paran la transformación del CO2 en un punto intermedio. El sistema que presentamos en el artículo soluciona estos contratiempos, ya que hemos desarrollado un catalizador que detiene el proceso en la etapa de formaldehido.
¿A qué conclusiones habéis llegado?
Partimos de la base de que queríamos activar CO2 y lo conseguimos, pero nos sorprendió que el sistema fuera tan selectivo y que el proceso se detuviera donde lo programamos. Descubrimos que esto ha sucedido así gracias a que nuestro complejo libera una pequeña cantidad de una molécula (co-catalizador) que, en combinación con un agente reductor, transforma el CO2 en metano. Si somos capaces de controlar la cantidad de esa molécula que se libera, podremos conseguir nuestra meta.
¿Crees que el sistema que describís en el artículo se puede usar a nivel industrial?
Este tipo de transformación está en fases muy tempranas y hay pocos complejos capaces de llevarla a cabo, por lo que es pronto para pensar en aplicaciones industriales. Sin embargo, sí que puede servir de base para otros sistemas que tengan como objetivo esa etapa de reducción de CO2.
Hay que tener en cuenta que las condiciones en las que nosotros trabajamos son muy suaves en comparación con la industria, donde el método de síntesis de formaldehido se produce a muy altas temperaturas. Por esta razón, nuestro enfoque es más favorable a nivel energético y medioambiental. Recordemos que el dióxido de carbono, materia prima con la que trabajamos, es muy contaminante.
Quien realmente me convenció para que me matriculara en Química fue una antigua profesora del instituto. Me hizo ver que tenía cualidades que no debía desaprovechar.
Centrémonos un poco en ti. ¿Cuánto tiempo llevas trabajando en cicCartuja?
Me incorporé en octubre de 2014, gracias a una Beca de Formación de Personal Investigador (FPI) de la Junta de Andalucía. Actualmente, estoy haciendo mi tesis en el Instituto de Investigaciones Químicas (IIQ), concretamente en el grupo ‘Química Organometálica y Catálisis Homogénea’.
¿Hubo alguien que te influyera especialmente para dedicarte a la investigación?
Mi interés fue algo tardío. Cuando hacía Bachillerato me gustaba mucho la Química, pero también la Informática. Quien realmente me convenció para que me matriculara en Química fue una antigua profesora del instituto, que me hizo ver que tenía ciertas cualidades que no debía desaprovechar. Ya en la universidad, en segundo año de carrera, empecé a colaborar con un grupo en calidad de alumno interno y seguí con ellos hasta quinto. Poco a poco, me sumergí en el ritmo de trabajo que había allí y me fue llamando cada vez más la atención la labor investigadora.
¿Qué obstáculos has encontrado?
Supongo que los que encuentran todas las personas que se dedican a esto. En mi caso, que estudio Química Organometálica, a veces es muy frustrante; pueden pasar años sin obtener ningún resultado y el trabajo se ralentiza.
¿Alguien te ha intentado desmotivar?
No, porque, realmente, todos los que se dedican a la investigación saben cómo funciona y que las cosas no salen de un día para otro. No he tenido esa mala suerte.
¿Qué destacarías del cicCartuja como centro de investigación?
A nivel de infraestructuras, está excelentemente equipado, y más teniendo en cuenta las dificultades que existen en España con la financiación a la investigación. En cuanto a la organización, la verdad es que tampoco tengo quejas, ya que, por poner algunos ejemplos, el departamento de Administración funciona muy bien, el de Comunicación hace una labor de divulgación muy buena y en Informática sus miembros son muy resolutivos. Mejor, imposible.
Si nos situamos en el plano humano y las relaciones laborales, hay que tener en cuenta que el cicCartuja alberga tres institutos donde trabajan muchas personas. En multitud de ocasiones es complejo organizar a todo el mundo, pero, a pesar de eso, el ambiente es magnífico y ya no sólo entre estudiantes con edades similares, sino también entre profesores e investigadores principales. Agradezco mucho que se pueda hablar sobre cualquier inquietud que surja con total libertad.
En España se invierte en ciencia con cuentagotas y es una lástima, porque estamos excelentemente formados y podríamos sobresalir mucho más.
Hiciste un máster en Inglaterra y conoces la metodología de trabajo que se sigue allí. ¿Qué diferencias encuentras con respecto a España?
Efectivamente, me concedieron una Beca Talentia de la Junta de Andalucía y estuve un tiempo en la Universidad de Bristol con un máster. Yo destacaría como diferencia principal el colchón económico que existe allí. En España se invierte en ciencia con cuentagotas y es una lástima, porque estamos excelentemente formados y podríamos sobresalir mucho más.
Esto lo cuento a modo de anécdota, pero sucedió que durante mi estancia en Bristol tuve una idea que podía servir a mi grupo de investigación. Pedí permiso para llevarla a cabo, pero con reparo, ya que los productos que tenía que usar eran caros. Contra todo pronóstico, no me pusieron impedimentos y me dijeron que había que intentarlo para avanzar.
¿Propondrías algo para cambiar esto si estuviera en tu mano?
Por supuesto, aumentaría la inversión, pero también trabajaría la motivación entre los investigadores. A veces te encuentras personas que están trabajando en ciencia porque es lo que hay y no por vocación.
Realmente, la desmotivación es un daño colateral de la poca inversión.
Claro, si no se invierte, no se generan puestos de trabajo y es normal que la gente se agarre a cosas que no le entusiasman especialmente.
¿Crees que, en general, la sociedad está apartada de la ciencia y la divulgación?
Hablábamos antes de la motivación por la ciencia y pienso que ésta se fomenta con mucha divulgación. Si de entrada te pintan este mundo como aburrido y tedioso, va a ser complicado cambiar el estereotipo sin una buena campaña de divulgación.
Conozco a personas que están en contra de divulgar porque lo confunden con difundir una investigación de manera literal. No consiste en eso ni mucho menos, sino en describir los procesos científicos de manera llamativa y clara, de forma que también interese a personas que no están especializadas y todos nos impliquemos.
¿Podrías aconsejar a aquéllos que quieran seguir tus pasos en este mundo?
En primer lugar, que se aseguren de que es esto lo que quieren hacer porque hay que trabajar mucho. Si les gusta y les llena, adelante, porque si no es por vocación, se puede hacer muy cuesta arriba. Por otro lado, que le echen ganas, optimismo y curiosidad, porque hay que disfrutar del camino, no solo del principio y el final de la investigación.
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