El pasado día 25 de febrero, a la edad de 92 años, murió Don Antonio Paneque, que dejó una huella imborrable en el Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis, el Centro Mixto del CSIC y la Universidad de Sevilla que ayudó a fundar y al que sirvió hasta su jubilación como Profesor de Investigación del CSIC. A Don Antonio, en los últimos años de su vida le había abandonado la memoria. La última vez que lo vi y me reconoció fue en el funeral de Efre su mujer, su inseparable compañera de toda la vida. Fue también la única vez que vi a Don Antonio verdaderamente abatido.
El Prof. Paneque con el Prof. Losada
Don Antonio Paneque se licenció y doctoró en Química por la Universidad de Sevilla. Ya avanzada la década de los 50 del siglo XX, siendo Profesor Adjunto de Química Orgánica, en vez de seguir una trayectoria más o menos cómoda y previsible en la Universidad española de la época, Don Antonio tomó una decisión audaz. Cambió de área de investigación para dedicarse a la Bioquímica, una ciencia que ya había cosechado grandes logros a nivel internacional, pero que era aún incipiente en España. Para ello se incorporó al grupo del Prof. Daniel Arnon en la Universidad de California en Berkeley, uno de los grandes centros de excelencia de la Bioquímica en ese tiempo. En esta Universidad, en la que se acababa de desentrañar la ruta cíclica de fijación fotosintética del dióxido de carbono –por la que Calvin recibió el premio Nobel en 1961–, Don Antonio participó activamente en descubrimientos trascendentales del proceso de la fotosíntesis, cuyo complejo mecanismo se estaba descifrando en esos momentos. Fue allí donde coincidió con el Prof. Manuel Losada, con quien ya compartiría su trayectoria científica.
Nombramiento como Honoris Causa del Prof. Daniel I. Arnon por la Univ. de Sevilla
De vuelta a España, Don Antonio se incorporó primero al Centro de Investigaciones Biológicas de Madrid y, a partir de 1967, se trasladó a Sevilla, con la creación del Departamento de Bioquímica de la Universidad Hispalense, que es el origen del actual Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis. En estos años Don Antonio participó en el desarrollo de la línea de investigación sobre la asimilación fotosintética del nitrógeno, una línea que dio lugar a contribuciones de extraordinaria relevancia, que se publicaron en revistas internacionales del máximo prestigio. Fueron los tiempos de la fundación de la Sociedad Española de Bioquímica, de la que Don Antonio era el socio número 3. Fueron, por tanto, los tiempos de los pioneros de la Bioquímica en España, a la que supieron dar un aire de modernidad en abierto contacto con la ciencia que se hacía fuera de nuestras fronteras, algo decisivo para el extraordinario auge que ha tenido la Bioquímica en el ámbito científico español.
D. Antonio con vaios investigadores del IBVF en el año 1968
Don Antonio fue muy poco amigo de las tareas de gestión, siempre prefirió el trabajo en el laboratorio. Por ello, su contribución a la formación científica de las promociones de bioquímicos que salieron del Departamento de aquellos años fue ingente. Para esta tarea estaba especialmente dotado porque fue una persona afable y tolerante, que supo crear una atmósfera cordial en su entorno. Él mantuvo siempre su aire inconfundible de engañosa formalidad, la corbata perfectamente anudada, la bata siempre puesta. Con ese aire formal miraba comprensivo y divertido los cambios de aspecto y de formas de pensar de las nuevas generaciones que se incorporaban al Departamento, con las que se mostró tan receptivo. A mí me cabe el honor de ser uno de esos discípulos, ya que Don Antonio fue el director de mi tesis doctoral. Sé por ello el recuerdo indeleble que deja su entrañable figura en todos los que pasamos por su laboratorio, la inolvidable 108.
En el devenir de los centros de investigación tiene una importancia decisiva el efecto fundador. Los que nos incorporamos después ya somos partícipes de una determinada idea, de una forma de hacer investigación, que permanece de forma intangible con el paso del tiempo. Aquel Departamento de Bioquímica se benefició de la extraordinaria figura científica y calidad humana de Don Antonio Paneque, con el que el actual Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis tendrá siempre una enorme deuda de gratitud.
Francisco Javier Cejudo Fernández
Director del Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis
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