El investigador Vicente Mariscal que lidera el grupo de investigación del Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis, Simbiosis entre Planta y Cianobacteria ha sido portada del diario ABC Economía con motivo del proyecto en el que él y su grupo están trabajando. En su investigación, ensayan un biofertilizante para los cultivos de arroz y algodón del bajo Guadalquivir (una zona dañada por la contaminación de nitratos) a partir de cianobacterias. En el proyecto participa Agroquivir, una sociedad cooperativa de mil agricultores andaluces, que gracias al ensayo en sus cultivos, y la ayuda de investigadores como los del IBVF, podrán lograr un biofertilizante que sustituirá el 50% del nitrógeno que aportan.
Esto demuestra que la biotecnología, los bioestimulantes y biofertilizantes van a jugar un papel importante para una agricultura más respetuosa con el medio ambiente, permitiendo desarrollar una nueva generación de productos más avanzados, sostenibles y con iguales o mayores niveles de productividad. Y es que es un hecho que los fertilizantes convencionales además de ser de origen mineral, son costosos de producir, requieren una gran cantidad de energía y únicamente se aprovecha el 40% de los que se emplean en el cultivo. El resto, en palabras de Vicente «se transforman en fuentes de nitrógeno u otros contaminantes que se filtran a los acuíferos o son arrastrados por la lluvia a lagos, embalses... Los suelos se empobrecen, pierden nutrientes, se degradan. Estos compuestos nitrogenados —añade— también alimentan microalgas, fitoplacton y causa la eutrofización (lo que ha ocurrido en el Mar Menor)». Por otro lado, los microorganismos del suelo transforman esos fertilizantes generando gases como el óxido nitroso, un gas de efecto invernadero.
Vicente Mariscal con su grupo
En medio de todo este escenario, es el momento para que entren en juego los biofertilizantes y bioestimulantes. Tienen funciones diferentes. «Los bioestimulantes son sustancias de origen vegetal o microbiano que estimulan el crecimiento de la planta, pero no la nutren», cuenta Mariscal. Causan efectos como mejorar el enraizamiento, mantener un estado hídrico adecuado, ayudan a absorber los nutrientes, o contribuyen a soportar el estrés abiótico (para que la planta pueda tolerar mejor un exceso de temperatura, o de luz o una sequía). Por otro lado, «los biofertilizantes son microorganismos que proporcionan nutrientes para que la planta crezca y se desarrolle (nitrógeno, fósforo, potasio...)».
Ambos productos son de origen biológico y presentan muchas bondades: mejoran el rendimiento y la calidad de los cultivos, también la fertilidad del suelo evitando su degradación, precisan menos energía para su producción y no contaminan las aguas. Por tanto, no es de extrañar que al proyecto que lidera Vicente y el grupo Simbiosis entre Planta y Cianobacteria le augure un futuro muy prometedor.
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